domingo, 9 de mayo de 2010

LA PLEGARIA DEL SACRISTÁN

Los provectos animales trepaban, aún pudorosos con las ampollas vigorosas de sangre virgen, sumidos en la herejía sublimada del celo. Nuestros progenitores desenvainaban sus venas azules con orgullo, y a su imagen y semejanza nos creaban echando espumas por sus fauces.

Fatal orgía ser en este tiempo. Existir en la regresión de las mareas.
Nos hemos desvanecido en la clara superficie de los anuncios.
El solsticio ya no será nuestro.
Una espada de doble filo pende sobre nosotros.
En el agigantamiento de la hembra sedienta y coital,
hacen falta locos arrebatos que el calzón no oculte, y desvaríos afilados
para aterrar la calma del acabado elemental y más.


Paladares crispados ansía la joven en sus húmedos parpadeos nocturnos.
Un jalón salobre y el recado de ardores elididos conjura la solterona mientras ejercita ante el mirror la lingüística de las embestidas nerviosas.
Miembro sapiente que o resistes al orden, erguido en pleno deshielo genital bulle hasta execrar restos láctales. Estalagmitas estaquea labihendidos peculado sagaz criba pencos montaraces sin remugar de la finta sutilmente acollonada
Isoquímeno isópodo isócrono cochinilla de la humedad


Oh nuestras nalgas epicúreas supuran elixires gástrico a menudo vemos sombras tras los setos y en los cáusticos baños trasegamos regocijos engolados amotinamos fetiches adumbrando solípedos ardorosos ingeniosa hechicería de facón curvo y sable ciego viriles miembros morimos tras la sangría, con los lagrimales pegajosos
Oh vida que nos impides estar desnudos que nos ultrajas la fruncida azalea del deseo; a tu agachado centro, eyectamos nostros átomos, al culminar este ajetreo lejos de los males padres cercenados de humedades iniciaremos una luave fuga mientras los taxidermistas de oscura sotana nos fuelcan su formol en las lenguas.


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