miércoles, 29 de septiembre de 2010

SECUENCIA

Los músculos del mar
se embriagan en los sesos
del magma


bullen los lirios
que escapan
en atardeceres impunes
como feroces látigos del alba…

secuencias que crepitan arcos
en las arcas de féretros fatigados,

secuencias que conocen los verbos
de fluidos carcomidos por el otro,
otros valles,
cualquier ciénaga que conoce
los extremos de un otro fragmento
de tales párpados…
                    
Luciano Achervi


martes, 28 de septiembre de 2010

EL DESEO DEL PARAPLÉJICO


El Parapléjico lloraba tras el patético árbol navideño porque sabía que su mujer estaba en el pueblo fornicando con el carnicero.
Al prender la t.v., apareció un señor gordo, barbado, y vestido de rojo.
-Por ser navidad te concedo un deseo, el que quieras- dijo el Papá Noel digital. El Parapléjico, sin titubear pidió el deseo.
Cerca de allí, en el poblado, del carnicero que estaba bajo una mujer agitada, comenzaron a salir ratas, por su boca y orejas, estas se comieron a la mujer que no paraba de gritar, y del carnicero solo quedó la piel.

Patchu del Lucero

sábado, 25 de septiembre de 2010

BIENVENIDA, CARMEN


Ha llegado Ivana a casa. Los perros le lamen sus blancas piernas, y ella suelta una risita frágil, que parece un arrullo. Sus dientecitos brillan a través de los labios entreabiertos. Viste de domingo: blanca blusa, falda negra y zapatos de tacón que se hunden en la tierra blanda. Mi hermano está feliz, la besa en las mejillas, le acaricia la melena, y le pregunta por su novio:

-Nos peleamos hace un mes, era un idiota, dice por lo bajo y los ojos de mi hermano parecen encenderse en ligeros fogonazos de felicidad.
La tarde nublada parece inmóvil tras los árboles. Una hoja cae a sus pies. Por todos lados cuelgan sabanas húmedas, jeans mojados, y el vino se agua con un trozo de limón, dentro de la jarra de plástico naranja.
-¿Ariel, quien es la mina que está viviendo al lado?, me pregunta Papá.
-Una cualquiera debe ser, contesta Ivana, para colgar las tangas a la vista de todos. Por favor.


Callamos. El verano es un girasol marchito, sin pétalos ni aroma. La radio transmite un partido entre River y Unión de Santa Fé. Darío Cabrol, el número diez de los santafecinos casi hace un gol olímpico. Desde el living el deseo se anticipa en la mesa prolijamente servida. Una botella de Coca-cola roja y plateada, resplandece sobre el mantel cuadriculado, Carozzi.
No habíamos tenido noticias de Ivana, desde el verano pasado cuando fui de vacaciones con mis tíos a la costa. Acabábamos de cumplir quince años. Íbamos de un deseo a otro abriendo ventanas, cuerpos que nadie se preocupa en cerrar. La música no dejaba de sonar por todos lados. Boys and Girls de Blur. Ordinary World, de Duran Duran. Ese era nuestro palo. También Los Redonditos. En la disco ponían a Los Ratones. Recuerdo la noche en que salimos a bailar y regresamos borrachos en taxi al hotel. Ivana me miraba fijo, y chasqueaba su lengua bífida. Llovía. En su cartera llevaba una pistola de agua, un porro y un absurdo consolador. El taxista mascaba un chicle bazooka y echaba una miraba por el mirror retrovisor, preguntándose por el nonsense de la situación. Dos pendejos con una calentura bárbara, metiéndose mano. Después terminamos tirando en mi habitación. Pusimos el colchón en el piso para no despertar a mi hermano con quien compartía el cuarto. Días después mi hermano me confesó que había visto todo, y que bajo las sabanas se pajeó hasta morir, mientras nosotros la poníamos. A la mañana siguiente vino el novio de Ivana, un rugbier y se la llevo en su moto a otro balneario.
Ahora papá me pide que acompañe a Ivana al cuarto de huéspedes, y le ayude a subir las valijas .Nuestras miradas se cruzan, rabiosas de deseo perro. Un mechón rubio cae por su frente impura, y se mece con la brisa. Cuando se pone a desempacar le miro el culo. Es un culo en pleno crecimiento, pícaro, sugerente. Pienso sin dejar de mirarla, que quiero poseer ese culo, disciplinarlo, moldearlo. Mientras miro su culo voy minando mi mente de perversiones. Y así empieza a girar la rueda-simbolo de mis perversiones- la rueda que atasca mis buenos pensamientos, bajo un cielo raso que gotea cristales de sudor.
 El reloj se adormece ya sin horas desde el patio llega la voz de mamá llamándonos a comer.
Por un momento reina la confusión de una edad muerta a palos, dónde todos los hechos se aventuran a desmentir nuestras teorías.
El ruido que emiten las aletas del ventilador se parecen a un aleteo moribundo, digo y ella se da vuelta, regalándome una sonrisa.
Nos sentamos a la mesa. Hugo cuenta por decima vez, la historia de su hermano Ramón que el verano pasado se fue de viaje a Miami. El año que viene vamos a ir con mi mujer y los niños, dice Hugo. Ivana dice que Disneyworld es una mierda. Cuando cumplió quince fue con unas amigas y se aburrió enormemente. Hugo afirma que los dibujos animados de Disney son totalmente inofensivos, por qué no hay violencia, ni referencias políticas. Ya no se hacen dibujitos de ese estilo, dice Carmen la mujer de Hugo. Ivana me roza con su zapato la pierna, y me pide que la saque, que la lleve lejos de estos viejos absurdos y aburridos.


Vamos a mi cuarto a mirar videos en MTV. Están pasando uno de Red Hot Chili Pepper. Ella tararea la canción mientras acaricia con la yema de sus dedos mis piernas. Por primera vez, en mucho tiempo al sentir sus caricias me siento en paz conmigo mismo. Pienso en mi destino, en que después de todo, sea algo sencillo como acostarme con Ivana, penetrarla sin haberla amado nunca. Sujeto sus manos, las acaricio suavemente, ella responde con un beso. Recorre con la punta de su lengua la comisura de mis labios. Me mordisquea traviesamente mientras me acaricia el vientre hasta rozar con sus largas uñas mi cuello. Respondo estrujando sus pezones a través de la remera, y ella suspira, se entrega, balbucea cosas incoherentes. Busco algún recuerdo en mi memoria electrizada, y no encuentro nada, no encuentro nada en mí. Oigo los latidos de su corazón, a través de sus pechos que se agrandan, y se agrandan, hasta convertirse en tetas colosales que desbordan de placer. Sigo los latidos como quien persigue el son de un tambor en la arena caliente. Ella me clava los dientes en el cuello, y tira con fuerza. Siento un chispazo de dolor en mi cerebro, los oídos parecen sangrar. Ella ríe enloquecida, con los labios llenos de sangre. Le estoy dando por atrás, con fuerza, con rabia, domando ese culo que me ha quitado el sueño, arañando su espalda. Ivana, gime con la boca torcida, mientras vocifera un rosario de insultos.
Cuando el sol de la tarde, se pone en la ventana, reflejándose en el cristal, reúno todas mis fuerzas, invoco mis demonios, y eyaculo sacando el miembro, derramando el semen espeso en sus nalgas. De su boca afloran bocanadas de vapor que titilan, y yo dejo de embestir contra su cuerpo, falto de aire, falto de pudor.
Alguien desde la cocina , nos llama a tomar el té. Ella me mira con una sonrisa cómplice, y tras vestirse con rapidez sale arreglando su pelo. Yo me quedo en silencio, observando con la vista perdida, el hueco por el que las sombras con imprudencia empiezan a entrar a mi cuarto. 
M.G.Freites
Pintura: Vladimir Kush

martes, 21 de septiembre de 2010

LA SECRETA LUZ DE LOS DÍAS

Cuando es tarde para soñar
con amapolas curvadas por la nieve
y en la oscuridad del bosque
la primavera es un leve susurro
reúno palabras
para descifrar en silencio
la secreta luz de los días
que suplica por el fuego
olvidado en la memoria de las cosas.
Se ven tan distantes los faros
desde este encierro transparente
que todo recuerdo
no es más que relámpago,
leve claridad en la sucesión de las horas.
Todo se esfuma
en el vértigo azul del calendario
y en la agonía de la tarde
junto palabras como pedernales
para nombrar cosas vistas
en los confines del sueño
donde surgía una voz
de los espejos vacíos
para trazar líneas en los cuadernos,
para alimentar las bocas abiertas por la intemperie,
para cobijar las últimas tibiezas del verano.
Ya no espero una revelación
en las hojas de un libro
sólo aguardo con insistencia
un manojo de palabras
al filo del cenit
para reiniciar el camino
donde el paciente reloj invoca
la secreta luz de los días.

jueves, 16 de septiembre de 2010

PLAN PRIMAVERA

                                          a J. en estos días donde la ausencia se vuelve una molesta compañía.    
   
He vuelto y los aromos en torno del camino se encienden en un amarillo infinito, sus hojas bruñidas por el rocío matinal resplandecen, y en un rápido parpadeo me rencuentro con el pueblo que creí haber dejado una tarde junto al silbido de un tren, al trote cansado de un caballo, al paso lento de un carro borrado por  el ocaso, mientras las manos de una chiquilla, sin pañuelo, se alzaban para despedirme.   
    Que podría haberle dado yo, después de quedar sin palabras, con el llanto en la flor de la lengua, con un beso agrio que me sabía a punto final.
   La noche se encargó de asfixiar mi llanto, y toda mi dicha fue oírla hablar en sueños con los astros que solo ella oye respirar, luego el periplo amargo de los calendarios astilló la memoria, y sin pena amontoné las flores que me recordaban su rostro, los girasoles que alumbraron la tarde, y ese beso fugitivo como último estertor de lo que es, de lo pudo no ser y nunca fue.
 He vuelto junto a la lluvia que cae en cámara lenta, con la cruz de los años en la espalda, en busca del vellocino que oculta tu viento. Cuando vine por vez primera retozaba travieso entre la hierba , y era un soplo adamascado, el que empujaba a los guijarros a brincar entre tus calles de tierra, mientras los cabros encumbraban ilusiones con los colores patrios, y usted, mi niña, aguardaba en la oscuridad mi llegaba, le imploraba a la estrella ciega del destino que  equivocara mis pasos, con los ojos abiertos al alba.
Ahora  ese fulgor parece resucitar en este reloj que le da marcha atrás al tiempo, para que vuelvan a volar las mariposas ancladas,  y como un flechazo, entre los perros que ladran a tu vestido que cuelga, un aguijón punza mi memoria disparando recuerdos aquemarropa.  Demasiado tarde para iniciar una carrera hasta la cantina “El Obrero”, y beberme de un sorbo una cerveza, mirando de reojo reojo la foto de la selección del 82 pegada en la pared mientras se fritan las sopaipillas , y un aroma a merken flota en la asfixia de la pieza, y tus hermanos trepados al belloto, sueñan que vuelan en un vértigo de columpio, mientras la orquesta municipal frente al cine vuelve a tocar la melodía de “Lili Marlén”, y ya sin lumbre, en el estertor de las bocas, en el óxido de los postigos que le hacen reverencias a la tarde, en el réquiem imprevisto de las copas que se vacían vuelvo a abrazar la sombra que abandoné, pueblo mío, para pedirte que me devuelvas un manojo de recuerdos, ahora que se llenan de humo las almohadas , y los espinos cubiertos de polvo se recuestan en el camino que me lleva otra vez a La Playita, y una luz surge del último esplendor del día, para iluminar todo, en un sueños de trenes, almita mía,  justo cuando todas las ventanas se cierran, y la lluvia bajo mis pies descalzos sigue cayendo con la melancolía de la última locomotora.
M.G.Freites


martes, 14 de septiembre de 2010

RETRATO PRIMAVERAL CON MARIPOSAS

 Por: Marcos Freites
 
No el peso de una hoja descompuesta que planea sobre el agua estancada sino la levedad de los renacuajos- dice Fátima, mi hija. Estamos sentados sobre el muro agrietado de una cisterna y yo aprovecho para que me susurre algo sobre la gravedad, con esa delicadeza de las chicas pop que embellecen hasta lo nauseabundo con solo nombrarlo.
-¿ Podría existir una gravedad luminosa?
- La de un guijarro impactando en el agua quieta mientras reverbera el sol de la siesta entre la oquedad de una nube.
La inspiración de mi hija contrasta con el aspecto de un sapo verdoso que emerge amenazante entre las totoras. Sobre su loma resplandecen unas manchas oscuras y grotescas. Lunares batracios, papá, murmura Fátima, y con sus manitos delgadas recoge de la superficie una florcita rosada. Pienso en los durazneros que vimos río arriba durante una excursión el otono pasado. Cuando regresamos a casa Cecilia, una amiga de la familia le enseñó a Fati a dibujarlos cubiertos de nieve como ella los había imaginado hace años cuando su sombra era aún más diminuta.
-¿Tiene algún sentido esa flor cubierta de hielo?
- Papá, no todo debe significar algo es simplemente una flor desprendida por los besos apasionados que le da el viento.
El sapo desaparece de escena, y el sol se derrumba tras los sauces. Fátima se pone de pie y corre hasta unas rocas inmensas que emergen del río, abriendo los brazos como si imitara el vuelo de una mariposa.
Mi esposa dice que Fatima es una mariposa, sobre todo por loq ue estos insectos simbolizan. Una transformación radical y a la vez etérea es el único ser viviente capaz de cambiar por completo su estructura genética durante el proceso de transformación: el ADN de la oruga que entra al capullo es diferente al de la mariposa que surge.
Cuando nació Fatima, juro que esto es real, una mariposa monarca se poso sobre la ventana de la sala de hospital. Era un día soleado de septiembre, el parto se había adelantado y casi nace en el ascensor. Recuerdo que con mi mujer teníamos un libro de poesía japonesa como amuleto, y en las últimas páginas había una suerte de  haiku que describía el vuelo de una mariposa: "Dos alas juegan/suben y bajan aire/ beben silencio." Muchas veces he pensado que esas tres líneas definen el andar de Fatí, una niña que parece levitar entre la inercia del mundo.



 

jueves, 9 de septiembre de 2010

EL REMERO DEL MAR MUERTO














Un remero navega por el mar muerto,
En la brizna soledad,
Del tiempo detenido.

A lo lejos, atisba un montículo
Pero antes,
Debe cruzar esas aguas
Rosadas por la sangre.

Mira a los costados,
Mira hacia arriba…
Se percibe perdido en la nada,
En la profundidad misma
De su muerte.

Un remero navega
Por las aguas del mar muerto,
Siente la nostalgia en sí mismo
Y decide hundir su barca.


Autor: Darío Arístides Molina - “Píndaro”

martes, 7 de septiembre de 2010

ESPADAS

... ciertas noches rasgamos el encierro,
Surcamos la nada hasta encontrarnos.
Destellan, al vaivén de roces mínimos,
Caricias que preludian mandobles y estocadas.
Furia de aceros que arden y enrojecen,
Sin fundirse.
El éxtasis le sangra al tiempo una mejilla;
Muy pronto volverán las horas a vengarse,
A hundirnos, cada quien en el abismo de su vaina .
¡No, no llores!
Morimos sólo para renacer a celebrar,
Otra vez, nuestros duelos milagrosos.
                                               Jorge.C.González
Pintura: Nicolay Bessonov


lunes, 6 de septiembre de 2010

ANSIOLÍTICOS

...aquellas pastillas eran maravillosas, nos permitían jugar a ser adultos en la desnudez de nuestra infancia...
                               Rubén R. Almada, Paisaje Final


A de ALPLAX
Entre tanto la noche como un animal sigiloso entró por la puerta, y en un rapto fugaz oscureció todo.
En un instante la noche se bebió hasta la luz acumulada en tu sexo.
Mojaste el pañuelo en el agua del florero, y luego te acostaste en el suelo recién barrido, con un cigarrillo entre los dientes.
-Sí, el día definitivamente se fue.
Pensaste en lo que se fue junto al día, en los deseos que se esfumaron con las primeras sombras, en la luz que hierve entre los ligustros, en la amapola enferma que pusó el poeta entre sus dedos. Pensaste en todo esto,como quién piensa en una piedra que se arroja sobre las aguas calmas.
Ahora sola te consuelas dejando escapar nuevos pensamientos en el humo del cigarrillo.
B de Benzodiazepina
En las noches blancas de invierno bajo el amparo lascivo de las frazadas, cuando la sangre se estremece dentro de tu cuerpo oscuro, lejos del calor de los braseros, un río perseguido por la escarcha surge irradiando su ardor sobre el lirio. Acariciada por el arrullo azul de los insectos lo escuchas brincar entre los guijarros, y tras la segunda botella de ginebra piensas en una música ajena a este mundo, recuerdas el trino de un violín, montada sobre un trineo empujado por ancianos.
C de Clonazepam
El ojo obsceno del poeta se llena de tinta. Mira tu desnudez y escribe en cuadernos ajados, en vientres rasgado por la rutina, como si tallara la superficie de una piedra dispuesta a gemir.
D de Diazepam
Perversa esta pobreza a corazón abierto que te arranca el vestido para hurtarte el sexo mientras invocas a la desconocida que hay en mí, mientras voy dibujando con la boca abierta formas a un hombre que me provoca temor, y aunque este espanto parezca estúpido me deslumbra, y en las lindes del sueño acarició un animal en celo que se monta en mi sosiego y me obsequia este dolor que no puede acabar en otra cosa que en sangre.
E de Estazolam
Algunas tardes su boca incomprensible repasaba la superficie calma del miembro dormido, besando esos bordes venosos, y se le antojaba que esa carne solo podía ser soñada cuando se bebía demasiado.
F de Freites(o de Flunitrazepam)
Tu padre está por llegar. Niña, ya no estes triste.
Sube a tu cuarto y colócate ese vestido rojo furioso.
No olvides ponerte las ligas ni cambiar las sábanas de tu cama.
Niña, es primavera y debes sacar tu conejo al sol.
Flaquilla tristona, no dejes de alumbrar que tu padre está de vuelta.
G de Gepirona
Todas las  palabras resuenan en el vacío. Suenan como piedras olvidadas.

M.G.Freites