martes, 31 de agosto de 2010

RÉQUIEM PARA UNA FELATRIZ IMPIADOSA

Que podría darte yo, después de quedar desnuda, con el alma hasta las rodillas, ceñida por tu brazo duro y joven.
Yo soñaba con una mujer, y su nombre como un presagio me ardía, hasta que una mañana ella vino a habitar mi fiebre.

A veces la saliva no es más que el preludio que anticipa la ejecución.
La lengua afanosa se extiende dibujando aristas afiladas , amatistas hirvientes.
En el amor la muerte está escrita y se la percibe en la saliva pegajosa del deseo, en la boca balbuceante que confiesa su derrota ante los embates de la carne.

Que podría darte yo, después de quedar desnuda, con el alma hasta las rodillas que una pequeña muerte nacida de mi boca.
M.G.FREITES


EL MURMULLO SORDO DE UNA LLUVIA QUE NOS ES AJENA

Abro la puerta a las sombras, para que la tarde sin fin cumpla su promesa de amor, y a lo lejos es tu voz la que se alza para nombrar lo que nuestros cuerpos ignoran.
Resucito entre estas palabras que son las últimas, para que una mujer desnuda me reciba , mientras yo me dejo caer sobre la almohada para reencontrarme con esa dolencia irrevocable, apenas vista en alcobas de alquiler.
Al sumergirme en la sangre dejo que salgan palomas, sollozos de pasión, y mis ojos se abren al agua para hallarse en ese instante que no se atreve a andar solo.
Extrañas formas tiene el deseo.

No es amor, no es amor este intento de sumisión, este ignorado ritual donde tu sexo decide amarrarse a la ropa, ceñirse a un cuerpo desobediente que solo fulgura en la negación.
Cuando ya no quede nada, ni siquiera este deseo que  temeroso se amotina, y revise los papeles sucios que amontona el viento, como a una presa recién abatida te admiraré, y todos esos cuchillos fríos que respiran en mí se harán carne en tu abatimiento.
No es amor, no es amor esta incandescencia temprana.
Esta es la misma noche que se alza para enredar las sábanas en tu desnudez, para clavar alfileres en los dedos de las muñecas que duermen su encanto, y así probar que son ciertas las formas de la muerte justo allí, en el estertor de una vida en la que ya no estamos.
¿Qué será aquello que resta por conocer?
Lugares comunes donde el deseo caduca.
Caballos que se asustan al ver la mar.
El murmullo sordo de una lluvia que nos es ajena.
M.G.Freites

miércoles, 25 de agosto de 2010

EL EDÉN DE LOS BESOS ROTOS


















La comisura de sus labios fueron mi locura. Los miraba y eran perfectamente dibujados. El contorno mismo de los besos que nunca me dio.
Comenzaban en el oriente de su mejilla derecha, encontrar una estrella que guíe por el pecado de la manzana, hasta el centro mismo, debajo de su naríz, donde la piel se unde para descender hacia la otra punta de su boca. Los gemidos que nunca escuché, salen de sus labios.
El Edén de los besos caídos, un suspiro colgado de las estrellas desnudas, la piel y el límite del rojo de sus labios.
Una flecha al aire para matar la locura, un rio llorando su regreso; dos pasos, tres lágrimas, cinco miradas, tus palabras que llaman al páramo, la lejanía de tus caricias, el imposible de mil mentiras llenas de verdad.
Patchu Lucero

lunes, 23 de agosto de 2010

UNA EXPLOSION, UNA COLISIÓN DE IMPULSOS ELÉCTRICOS

De mi, un auto público. Mañana, desprendiédose de su ceño. Hoy, tus pechos tras la blusa, tu cuello lleno de miel que empalaga mi mente, me inspiré en tu boca, tenías la cruz entre tus labios, mientras con tu dedo inspirabas placer en tu organo que solo sirve para eso. Rojos como mis miedos, el amarillo se escapaba, no se quien dijo que era el color del amor.


Tengo ganas de penetrarte, de romper tu piel a dientasos, de borrarte, asesinarte, llenarte de tu propia sangre, que nunca vuelvas a respirar, explotar tu sexo, y morder tus pezones. Arrancarte de mis ganas. En tanto, tengo que quedarme con mi soledad, la que yo elegí, la que me conoce, es esa que no se asusta con mis miedos, con mis expectantes sombras que surgen de noche.            
Patchu Lucero
Dibujo: Cecilia Rizzo


domingo, 22 de agosto de 2010

LA RUTA DE LO NUEVO


"La nada alcanza cuando menos la esperamos y nos llena de su esencia vacía" (Rogelio Rubén Almada)

Las dunas se arremolinaban en mi mente, toda quietud se habia convertido en el mejor de los apuros y yo en medio, sin saber donde disparar. El arma reposaba saboreando los miedos y la bala expectante quería mi sangre. Entonces como respirando el preludio la acerqué a mi sien, y recordando las palabras de Almada, dejé que el fuego alcanzara mis mas hondos suspiros.
Patchu Lucero