miércoles, 30 de mayo de 2012

FLASHBACK

Por Gonzalo Riera

TWILIGHT

1. Dejo los pies en la entrada del comedor, resbalo por una cascara de plátano y aparezco en tu cama. Llego a tu lado, con un rostro parecido al de un explorador que ha recorrido un vasto territorio, y busca un sitio donde acomodar su cuerpo carcomido por las fieras. Esto mientras tanto. Mientras se pelan las habas y se ponen a hervir los choclos. Sin pensar demasiado  que en algún punto, todavía es verano, y una chica toma sol, mientras a su alrededor chapotea una docena de faunos, provistos de miembros descomunales. En sitios así lo constante es la intemperie. Hay puntos donde la noche se alarga más allá de lo normal, y hay tres niñas esperando un colectivo que no va a llegar nunca. Una de ella les advierte a las otras que se les hará irremediablemente tarde para cambiar de vestido, que mejor sería quedarse aquí fumando, convencidas que se ha llegado a un punto, donde es preciso mirar atrás y comprobar si aún llevamos encima todo el equipaje.

2. Aldana intenta atrapar una aceituna en el fondo de la copa y Tatiana llama a Gustavo, que detrás de la cerca en cueros trata de hacer una lectura veloz de la situación, como si pudiera descifrar ese cuerpo diminuto, capaz de disparar, en el momento menos pensado, munición gruesa. Él piensa que ella le rehúye al placer, sobre todo en las horas punta, esos tiempos-punctum donde el orificio puede ocultar unos colmillos punzantes.
Y aquí estamos con Gustavo que con un salto ha atravesado la cerca y tras saludar a los presentes se prepara para tirarse un clavado, mientras la intemperie asoma su cabeza, y a esta distancia si se contemplara con atención veríamos que el panorama se presente peor de lo que anticipaban los expertos. Y si hacemos una predicción basada en los antecedentes recolectados las esperanzas son casi nulas, por lo tanto vamos a dejar que él o ella continúen divirtiéndose, chapoteando como si fueran niños despreocupados por el porvenir, incapaces de advertir lo que se avecina, aunque algunos sostengan que ellos lo saben incluso antes que nosotros, sólo que evitan enfrentarse a lo trágico y sus voluntades, estirar el esplendor juvenil y hormonal hasta más no poder, cerrar los ojos ante eso que está ahí, dispuesto a asestar el golpe de gracia.
3. Él observa a través del ventanal a las chicas y piensa que Tatiana no sobrevivirá a la intemperie. Será la primera que terminará devorada por el afuera. Nunca tuvo tacto para manejar las cosas, y lo primero que se le ocurría, cuando se encontraba en medio de un torbellino era buscar la salida de emergencia. Pero, ah, que no se pongan en tela de juicio esas tetas, eso nadie es capaz de negarlo. Por mi parte, no dudaría en apretárselas con una morsa hasta que brote leche sangre. Y si todo se derrumba, Aldana se apartaría de él o ella, y entonces la veríamos correr por esos callejones desolados, correr sin dirección, hasta que caiga muerta de susto en alguna esquina donde los indigentes se apiñan hasta formar un amasijo uniforme. Entonces ella y él, situados en uno de los últimos bastiones, observarían todo sin preocuparse, hasta les provocaría risa ver esa nube de ceniza cayendo sobre sus cabezas, pero es un desatino pensar en todo esto. Lo más acertado es acercarse a la pileta donde las chicas se divierten, lo único que pueden hacer sin ayuda. Acercarse despacio con los oídos en alerta, dispuestos a oírlo todo.

4. No es tiempo de buscar una salida fácil al asunto, ni tampoco de cortar el hilo por la parte más delgada, pronto, más temprano que tarde vendrán las replicas y habrá que sostenerse con uñas y dientes, o como por arte de magia evaporarse y aparecer en otro relato donde hay tres chicas tomando café. Entonces una de ellas dice que esta triste, que está buscando una salida, pero no encuentra más que dolor. La muchacha que está a su lado parece que va a decir algo, pero calla cuando se da cuenta que al local han entrado dos sujetos extraños, enfundados en unos largos abrigos marrones. Ellas pese a su juventud, saben que todo se debe hacer con mucha precaución. Cualquier error y están perdidas. Midamos cada uno de los movimientos, advierte una de ellas y enciende un cigarrillo. Después de lo que han hecho, es necesario que desconfíen de todo el mundo. Saben que se han metido con la persona equivocada, y que pedir perdón a estas alturas es una estupidez. A medida que avancen los sucesos todas las vías  de escape se irán cerrando y las tres chicas flotarán en la intemperie.
Gonzalo Riera: Nació en Naschel en 1990. Actulamente trabaja como peón en una estancia de Algarrobo del Águila, en La Pampa.
Fotografía: Diane Arbus








jueves, 17 de mayo de 2012

EL RESTO ES LITERATURA

Por Matías Lucero
2. Bien, la pregunta es en qué estabas pensando cuando dijiste el "NO"... la verdad que los "no" siempre me parecen las realidades alternativas de las que habla la física... no sé porque creo que pudimos asesinar toda posibilidad, fue la posibilidad de un cuerpo, de un puñado de suspiros que olvidamos el lugar donde los habíamos dejado. Me preguntás que sucedió, te digo que no tengo idea, que las mentiras me suenan a cuentos mal contados, esos a los que le llaman realismo. Yo en realidad me quedo con la búsqueda de la ropa por la mañana, de creer que perdí todo, que ya no hay vuelta atrás, es una estúpida forma de sentirme distinto, qué sé yo, otra vez, qué sé yo, tengo un par de cartas de amor que siempre guardo, ninguna nunca fue escrita para mí, porque yo soy el perro bastardo, soy el que se quedó mirando cuando repartían las personas del "para siempre". Pero el resto es sólo literatura, mientras tanto prefiero imaginarte tirada en la cama, pensando en qué disco comprar, yo y las alondras siguen siendo pájaros decapitados, y eso me gusta sólo para entender que puedo terminar con algún ser alado...
3. Es un asesinato, mi amor... La realidad es una quemadura de primer grado, a mí me intervinieron quirúrgicamente la noche que me pasaron el primer libro, me acuerdo que era  El retrato de Dorian Gray, entendí nena, no te puedo explicar, fue como una explosión, un aleph. Ahora apareces vos (ahora es siempre ahora, los después y los antes son invenciones erróneas). La pasión adquiere formas extrañas, y tenía lunares esa noche, aunque la memoria sea la más frágil de todas las chicas esta noche... porque las noches se me antojan persuasivas, me muestran su oscuridad y me asusta tanto como una seducción, cualquier seducción. Vos tenías cara, tenías cuerpo, tenías voz, tenías piel. Ni siquiera existe "el otro día", disfuncionales días después, todos corren, el sol, la cumbia, y ahí, escondidos en las esquinas están los que ya no recuerdan, los que desechan la realidad, los que no pensamos más en cosas simples, los que no nos cansamos de hablar... y ahora dejo de escribir porque el resto es literatura.

Serie "Caminos"
J.J.Reynoso






domingo, 13 de mayo de 2012

LA PERTURBACIÓN DE LOS SIMIOS O ADVERTENCIAS A LA HORA DEL SPUTNIK


Por  Marcos Freites
.... y busco algo que me empuje hacia el final del poema
que venga con la fuerza necesaria para llevarme hasta
                                                                                           la última línea
y la lluvia arrecia con tal violencia
que me obliga a echarme a correr
                                                 hasta el galpón
                                                        donde los adultos duermen
                                                                                          fuman
                                                                                               fornican
                                                                                 o escuchan  llover
                                                                                        sin abrir los ojos
                                                                             convencidos que mañana
                                                                                                   que mañana
a la hora en que suene el despertador
                                      habrá como siempre sol
                             y arrodillado ante la imagen-esfinge
                 de una chica que se cubre los pechos con su cabello
                                                  rezo
                          sin saber muy bien cómo se debe hacer
                                                y pido
                                   que el poema termine
antes que la lluvia lo disuelva todo y no queden en pie
más que las ruinas de este galpón
donde afirman que la vida con toda la valentía se gestó
                                                                       y eso fue hace tanto
en los tiempos donde tras las pantallas no había más que lluvia gris
y muy pocas veces se veía una especie de arco iris
y alguien sumaba noches, restaba días y multiplicaba comidas
y se reía del que escribía cosas que  de verás existen
convencido que no hay mayor invención
  que eso que en un exceso de confianza llamamos realidad
y aquí es donde lo que en un momento, sobre todo antes de la lluvia,
parecía simple, y fácil de terminar, se empieza a tornar complejo
eso  es lo que uno advierte situado en la parte superior de la obra
  incapaz de saber cómo será la visión de quienes
armados con catalejos observan desde la parte inferior (¡Pobres!)
y el lector avezado, valiente, que batalló con los peores poetastros
se preguntará acerca de la dificultad,
así como también sobre la finalidad de este encolumnado de palabras
y es entonces que le respondemos que falta poco para que todo termine
para que todo vuele por los aires si ayudan los efectos especiales(Fx)
y con mucho esfuerzo quito la vara
que a esta altura me parece mágica
y me siento incapaz de arrojarla contra los escombros
y me retiro sosteniéndola amenazante contra todos los presentes
en el momento exacto en que se empiezan a llenar de puntos (de putos)
                                                                                     los espacios en blanco
            y la noche entera es una sola, 
                                                                una nada lluviosa
que se extiende sobre la superficie (de la hoja)
                                                       cuidadosamente recortada


domingo, 6 de mayo de 2012

DISTINTAS FORMAS DE RECIBIR UN GRITO

        Por Diana Marzotti

Ahora leo los cuadernos negros de R., el amigo que vislumbró la muerte antes que todos nosotros, que se acostó con ella, mientras la nieve caía y el viento ululaba entre los pinos que con paciencia había dibujado. Escribía por arrebatos, metido en su cama durante la noche. Sabía que al final, ella lo estaría esperando y sería implacable.  
Antes hubo acontecimientos, algunos ya mencionados, otros apenas sugeridos como el de la muchacha desaparecida. 
Todo acontecía, sin que nadie tuviera el control, era como si de pronto los hilos que sujetaban las cosas se hubiesen cortado, o como si una fuerza invisible y demoníaca tomara posesión de todo lo que nos rodeaba.
R, era el  ángel exterminador que atormentado vagaba por el campo abierto a la perdición, minado de desgracia, mientras escribía y escribía en el cuerpo de la chica  muerta . 
*** 
Salimos por la mañana queriendo olvidar todas las flores y floreros y jardines, con la cara sin lavar hacia la calle dónde no había nadie, salimos creyendo escapar de una casa que se derrumbaba cada mañana, que se encogía cada vez que despertábamos. Algo ya nos empezaba a pesar. Siempre suele ser así. 

***

Puede que con unas cuantas piedras empiece la próxima guerra y dos o tres persistan en la obstinada idea de que la mejor manera de hacerse fuerte es a través de la paz, y hagan sentadas en medio de los escombros, y con resignación reciban los balazos; pero en medio de los desmanes, cuando todo esto se vaya consumiendo en unos cuantos reventones, yo les advierto, sin ánimo de desanimarlos, formaré parte de los desertores, de los que se encargan al final de la guerra de echarle un poco de tierra a los muertos.
*** 
Supe de relámpagos mientras esperaba la merienda. Sin pensar en los hombres que van a tomar posesión. Lentamente he logrado deshilachar toda la sábana  y con los pies he seguido el ritmo de las máquinas que durante toda la tarde han estado demoliendo escombros, buscando cuerpos después del terremoto. Desde el fondo la mucama trajo la bandeja reluciente, sirvió pan y uvas frescas, mientras por la radio declaraban el estado de sitio y yo no dejaba de pensar en tormentas.
Diana Marzzotti. Nació en Villa Mercedes, San Luis en 1992. Actualmente  reside en Cañada de Gómez, Santa Fe. Tiene en preparación un libro de poemas titulado "Apuntes ligeros". 
Fotografía: J.J.Reynoso.