domingo, 23 de septiembre de 2012

PARA HUIR GRITANDO Y OTROS POEMAS


                                                Por  Ayelen Pilmayken 
PARA HUIR GRITANDO

Mi piel acaricia el borde de tu nombre.
Absorbe las partículas inertes
que exhala tu boca al jadear
y como una viajera desorientada
me condeno al ritual de tus brazos
que pulsan mis piernas como remos
en la absolución del amanecer.

Cuento las astillas de un cuerpo
que desintegra al abrazarte
y arrojo a la cama la urgencia
de estos muslos  que enmudecen
como mariposas rotas del deseo.

Estoy hecha de interrupciones,
de transparencias
que te niegas a habitar.


 ASUNTOS DE TRABAJO

Discutíamos asuntos de trabajo
es prudente conservar la elegancia
mantener la prudencia
después de todo, esto no es más
que un breve descanso, un respiro
que tomo, en mitad del recorrido.

Todo es tan extraño en estos días
si consideramos la situación
y de una manera casi neutral
la sopesamos, fríamente
como quién deshoja margaritas
curvadas por la última nieve.

Discutíamos la situación con franqueza
decidíamos con precaución
cuando de pronto, vos,
si vos, el que se había empeñado
en neutralizar todos mis embates,
te hundiste en mí, sin piedad.

Nos quedamos un rato sin decir nada
después hicimos unas llamadas
enviamos algunos mensajes
para dar cuenta de nuestra existencia
e hicimos de cuenta que no,
no había sucedido nada.

 INTERRUPCIONES

Vos, que podías ver el porvenir
a través del ojo de la cerradura
y te negabas a mirarme
al final te decidiste
y con una mueca me señalaste
hasta dónde querías llegar,
lo hiciste sin vacilar, sin dudar
como en los malos poemas
y yo que vivo en agonía
te miré sorprendida,
incapaz de ser cómplice
de todo este convencimiento repentino.

DE MIL FLORES A ESTA PARTE

Arrecife de flores artificiales
un sonajero
temblando en la profundidad
al que sólo llegan los esfuerzos
cuando separamos pliegues
y los días ya no llevan espumas
y la noche se empeña
en anunciar temporal.

LA ESPERA DEL COLIBRÍ

El colibrí se asoma insistente
en el vórtice del adiós inconcluso
cuando el día se ha disuelto
y yo me quedo esperando palabras
que el viento no ha de traer
y  vuelvo a mirar tus fotos
como si intentara develar algo,
algo que no permitiste considerar,
cuando baje la guardia
y dejé que me golpearas
con la violencia que acostumbras.

Ayelen Pilmayken . Nació en Divisadero,  en 1992.