martes, 29 de enero de 2013

TODOS SOMOS PUTOS



        Por Freites
Estaba triste y abatido. No hacía otra cosa que acariciarme la pija. No tenía idea dónde estaba parado. Mientras tanto, los putos salían de todos lados. Estaban en mi cama, en mi comida, en los pliegues de las sábanas. Por todas partes había putos. Digo que por todas partes había putos. Putos que no paraban de hablar, putos  que no paraban putos. Putos, irreverentemente putos. Algo tenía que hacer.
Algo tenía que hacer. Dejé de acariciarme la pija y salí a buscar a Emanuel.
Toqué la puerta de su casa y le dije: ¡ Vamos a matar putos! Con un revólver y un palo salimos a la calle dispuestos a liquidar a todos los putos.
Nosotros estamos de acuerdo con Hitler, pese a que tenemos amigos judíos, dijo un matrimonio y nos indicó dentro del armario. Hitler no hubiese dudado en matar todos los putos, agregó el hijo menor y comenzó a pegarle en la cabeza a un puto paralítico. Estuvimos toda la tarde apaleando putos. Vinieron algunos chicos de la catedral dispuestos a quemarlos. Han vuelto los buenos tiempos en los que quemábamos todos los indecentes, dijo un monaguillo. Haremos una  gran hoguera en el centro de la plaza, gritó un seminarista. Los putos, dijo un párroco se esconden en los lugares menos pensados. Detrás de la puerta puede haber putos, hay que buscar con meticulosidad. Tienen una forma peculiar de ocultarse, según mis cálculos, agregó el sacerdote, habría que buscar en el agujero de la chimenea, incluso en la tapa del inodoro.
Antes que cayera el sol habíamos matado cerca de un centenar de putos. Exhaustos fuimos a la casa de Emanuel a tomar un descanso y al encender el televisor, nos dimos cuenta que había varios dentro del aparato. Lo apagamos y con cuidado comenzamos a desarmarlo. Antes de medianoche, me dijo Emanuel, quitaremos todos los putos de la televisión.
Dejamos todo de lado, la universidad, el trabajo, y nos dedicamos a buscar putos. No había puto capaz de escapar a nuestra ferocidad, los atrapábamos y les prendíamos fuego como en la gloriosa época de la santa inquisición. Algunos putos usaban máscaras, para pasar inadvertidos, se comunican a través de flatulencias melódicas, pero tarde o temprano se delataban.
¡Somos muy eficaces! Ningún puto puede huir a nuestra ferocidad.
Investigamos a los profesores. La mitad son putos. Preparamos una hoguera frente a la universidad y los quemamos junto a sus libros.
Un cura historiador nos dijo la verdad. Sarmiento era puto. San Martín era puto. Perón era puto. Maradona es puto. Todos son putos.

En unas pocas semanas acabamos con  casi todos los putos. Unos pocos lograron escapar. Ahora hemos empezado a desconfiar de nosotros y en cualquier momento nos vamos a empezar a dar palos. Sólo una buena paliza borra el puto que todos llevamos dentro.

Tristano: Nació en algún lugar de San Luis. Todos los días intenta sin éxito de lograr una autofelación. Escribe después de masturbarse arduamente a sol y sombra. 

jueves, 24 de enero de 2013

Y SIN EMBARGO, NO ES POESÍA



                                      Por Gabriel Funes
lo dejan al lado de la cama le impiden que pueda tocar

lo hacen caminar de espaldas y él resignado obedece

le crecen cuernos , verrugas, jorobas, unos cuantos años

que no puede quitar y nada, nada lo enardece

ahí en las lindes del baldío exhausto en su abandono

prendido a su idea vagabunda sin hablar

colorea el mundo para nosotros impávido

con su pincel protoplasmático

y escribe con el reverso de la mano

notas ciegas que nadie, nadie lee

qué quiso decir cuando una ráfaga de viento repentino

lo ahogó entre plumas

qué espera tendido entre los escombros

sin nunca atreverse a dormir

como si al cerrar los ojos un sobresalto inesperado

amenazara con hacerlo pedazos

qué lo retendrá en esa constante negación

sin decidirse a poseer lo disperso.



y si todo acabara en un aluvión repentino

y no tuviera que cargar con ese montón de huesos

el dolor volvería a ser libre

y no dudaría en elegir una escala de grises

para colorear el perfil de su mujer

no permitiría que una mano se alargara

más allá de sus dominios

para abrazar lo que el aire niega

y no es poesía

este ejercicio retórico

sólo un breve aspirar/respirar

un jadeo desganado

en el margen de una hoja rota

maleza que se acumula

en las grietas que abre el calor

manchas de humedad

creciendo a lo largo y a lo ancho

sin descanso, sin poesía



la preocupación de una vida

que se sienta sobre los restos del día

y aguarda por unos pasos

que vengan a probar tanto silencio

cuando el temporal ha amainado

 y su mujer le habla

de algo parecido al amor



vicios ancestrales, costumbres paganas

que ninguna educación pudo cambiar

sólo el lento aprendizaje de la decepción

en una cinta sin fin

lugares dónde nunca ha estado

labios fantasmales que pronuncian el deseo

las piernas abiertas de la mucama al amanecer

el lenguaje perdido de la ropa usada

que se amontona sobre la vieja cama

sin exigir atención



saldrá del verano sin mirar atrás

convencido que esta estación

ha sido solo un descanso

sin importarle

la sábana con quemaduras de cigarrillo

la luz tambaleante que impide quitarse la ropa

cuando  el día tome posesión

y el hombre de las noticias

habla con dificultad

advierte sobre la inminente llegada

de un frente frío



lo que no es poesía se vuelve escombro

otra vez

lo que no es poesía se vuelve escombro

y por más largo que sea el verso

se vuelve desperdicio

palabras sobrantes que un hombre como él

tan cerca del vos me mostrás/yo te muestro

ve sin inmutarse

sin saber lo que está viendo

sin animarse a proseguir la lectura

porque no es poesía aún, no es poesía

¿y qué es poesía?

mi casa es su casa” “por qué no te callas”

y aquí estamos

junto al hombre

con todo el día por atravesar

inmunes a los efectos  nocivos de cierta poesía

que aún no es poesía