domingo, 18 de abril de 2010

LA VOZ DE LOS PADRES

Toman sus largos látigos, y suben a corceles nerviosos.
Entonces dan inicio a sus clamores.
Un cosquilleo nervioso que los ahoga.
Asaltos nocturnos que empalgan
la piel de la esposa dócil
con la vista fija en la pared.
 Nosotros somos tus padres. ¡Los creadores de tu belleza!
Cubiertos de riquezas sin poder repartir avanzamos estériles como tus días.
¡Benditos somos! ¡Nuestros encantamientos son fuegos reales!
-Morir burlando el frio brillo del acero es mi deseo secreto.
No se lo cuentes al verdugo que acuna mi pesadilla.
Holofernes, acude antes que la luna nos irradie
esa luz que apaga nuestro único don,
este ira que nos hace estornudar.
A la sombra de la verdad, ¿que necesita el ser?
- Saciar su impulso animal, es todo lo que queremos prendidos del verde pezón.


Nosotros te creamos en el abandono total de nuestras vidas.
Nosotros te enseñamos que a toda verdad ardiente
Se debe echar aún caliente a la boca.
Mojarla con salivas rancias.
Tragarla para reanudar este círculo
que se cierra sobre nuestra ciega deriva.
Trabajamos hasta envejecer, incansablemente.
Te dimos morada, y alimentos, te dimos amor.
Desde nuestra existencia jamás pensamos.
Ahora necesitamos que nos guíes hacia el camposanto
dónde esperamos la santa ascensión.
-Id dónde florece la tumba fría.


Nosotros somos carne de tu carne
toma los despojos de nuestros sabiduría
y llena tu gran boca.
Estás sediento, hijo
quieres beber sangre,
nosotros, tus padres, los cuellos te ofrecemos.
-Alejad vuestros rostros, os deseo la eternidad.
Ah, hijo, si pudieras comprender, si pudieras ver
la tierra que espera por tus pasos, no dudaría
en acompañar nuestra peregrinación.
-Fuera, fuera de aquí, padres del horror.
En el perdón jamás volveremos a creer.



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