viernes, 30 de abril de 2010

FOTOGRAFIAS

Las fotos impresionaban, uno pensaba qué hija de puta, pero eran sólo fotos que acumulaban la distancia de los hechos. Ella había llegado de prisa, dispuesta a darse una ducha ligera, para luego encender la computadora y conectarse con sus amigos. Así concluían todos sus días. Conversaciones que leía en el silencio de la casa, con el mismo encantamiento que se lee un poema en una pared, cuando estamos apurados. Pero algo detuvo la rueda de la rutina, algo que surgía de manera imprevista, como un volcán que vuelca su lava espontáneamente. Causaba asombro ese alarido congelado, los lunares de su piel resplandeciendo bajo la lamparita de 75 watts.

La otra chica desplegó artillería pesada, juguetitos que era una tentación verlos vibrar, y sin piedad disparó la cámara para coronar ese encuentro inicial en una plaza cerca de la catedral.
Las fotos eran una prueba de que todo eso había ocurrido, pero al mirarlas uno notaba la distancia, el muro que había entre esas imágenes, y los verdaderos hechos.
Ella a esta altura había agotado las palabras, había estrujado todo su léxico, y apenas la sostenían las fotografías, que no dejaba de mirar cuando la invadía, certeza de que una soledad desconocida asediaba su reinado.
Luciana Garamondi


1 comentario: