domingo, 18 de abril de 2010

ESTA CASA ES DE SOMBRAS OCTAVIO

Esta casa es de sombras, Octavio. El espejo hipnotiza. Aquí seguimos sin pensar, homosexualmente solos, riéndonos de nuestros reflejos.

Queríamos saber cómo es, y como llega. Queríamos saber de la locura, y supimos. No podemos seguir dudándolo. Vino como una llovizna, con la delicada furia de lo real .Se alojo maliciosamente, poco a poco nos empezamos a hundir entre las sombras hasta casi desaparecer. Nos eran indiferentes todos los horrores, con los ojos abiertos a la incredulidad nos dormimos, esa noche.
No te mofes, Octavio con esa risa enfermiza, después de todo debo decirte que me has comenzado a asustar. Me asusto cuando apareces a medianoche con tu cabeza bajo el brazo. Me asusto cuando te veo así, asomado a mi ventana, decapitado y sonriente.
Sí, es de sombras, esta casa construida en el aire. La locura es todo lo que nos queda. Toda esa belleza prometida ha seguido brillando a nuestras espaldas. Con desgano has abandonado mi cuerpo en tu cabeza, como si por anticipado supieras que nada puedo hacer, que en estas condiciones huir de tu hipnotismo es un suicidio.
El fuego en la punta de tu lengua se mueve, sus chispas me invitan a abandonar mi coraza. La oruga sigue fumando el narguile, en la cima de tu almohada. “Hemos enloquecido, has enloquecido, y si no te atreves a poseerme seguiremos enloqueciendo,” dices, y el cielo se nos viene encima. Está dispuesto a aplastarnos, y no sé por qué, ante esta amenaza me vuelvo blando. Ese conejo va con demasiada prisa. Nuestros cuerpos, Octavio, se tornan resbalosos, y las sombras lo ocupan todo.
Con mucha dificultad devoraré tus fantasmas, sin entender lo que me pedís, eso si me hace gracia que tu dolor sea tan dulce. Luego vendrá la sangre, tu sangre como lodo, y esa carcajada teñida de desesperación que baja el telón de este drama hecho con retazos de locura.


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