sábado, 10 de abril de 2010

EL ULTIMO DÍA DE VERANO

1. Aquí es dónde las palabras mueven la cola, y se echan en un rincón. Desde ahí nos miran con ojos fractales, mientras nosotros perdemos el tiempo escribiendo, pensando, sin darnos cuenta que más allá de todo esfuerzo no hay posibilidad de buen final. Resulta monstruoso ver todo lo que nos rodea, mientras pensamos en el amor que resurge con nuevas fuerzas, en los chillidos de las chicas que desgarran el aire. Los corazones que has recortado son como coágulos pendiendo de un cordel a punto de cortarse, y esos arreglos florales no hacen otra cosa que recordarme la cercanía de la muerte.

Mis ojos evaden tus adefesios, se pierden en la carne, y entonces siento que el frío ha terminado por apoderarse de tus entrañas, pese a que aún es verano y el sol estalla sobre la calle.
Han ocurrido tantas cosas en estos días, y a la vez no ha sucedido nada, como es habitual, están las palabras, aquellas que han acompañado nuestros movimientos. Tratando de oír la música, pero es inútil, nos hemos convertido en habitantes de la nada, y así resulta curioso evocar los ruiditos que dejas el delirio, las luces que no dejan de girar, recordar como quién enciende un fósforo en medio de la noche, como quién retorna a su cuarto para recordar el momento exacto en que terminó la inocencia.

2.   Allá es dónde todo se alarga en interminables bastones de colores, y todos permanecen muy quietos observando las máquinas escupir monedas en forma constante. Ella a menudo nos imagina, mientras se retuerce y se desploma sobre el cuerpo de su marido, pero fácilmente olvida todo. Resulta vertiginoso vivir así, tan lejos de lo real, disparar al aire con armas de fogueo, desconectar el teléfono, echar un leño al fuego y abrir una botella de Vino tinto. Amarse sin palabras en camas infinitas. Hacerse caricias de consuelo cuando se dan cuenta del inminente derrumbe .Las almas que han sido cuidadosamente purificadas, se mantendrán por siempre vírgenes, aunque tus pensamientos lo enturbien todo. Ella llega del gym, se da otra ducha, la piel enrojecida por el sol de la playa, luego se desviste metódicamente y deja la ropa en la silla, como si se preparara para ir a la escuela. Él aguarda expectante porque sabe que es su obligación iniciar el coito, más aún cuando es el día de San Valentín, y ella responde con su entusiasmo pudoroso, mientras las sombras crecen sobre los cristales.

3. En medio los balnearios con sus chicas, sus medusas, sus mirones, la carne en permanente alza, las reservas y sus ejes curvos, la cotidiana disolución de la moneda , y esta sonrisa impostada después del acto sexual, en el momento todo se desnuda, y nos endurecemos hasta los huesos. Corbata de yeso para el gran galán. Los rostros se trasparentan, y la memoria deja de poseer sentido, después de todos los recuerdos sólo saben convalecer, cómplices de la máquina publicitaria que nos sigue ofreciendo cosas que jamás vamos a tener, al final toda evocación no es más que un inútil gesto lanzado al vacío.
Acaso así se van desmoronando nuestras vidas, mientras las chicas con sexos luminosos siguen bailando en la T.V, o es que sin notarlo hemos perdido el goce. Soñamos tanto y no sé en qué momento empezó a confundirnos lo ilusorio con lo real, pero ya son detalles, es el momento de sentarse y ver el desastre en todo su esplendor, mientras las parejas van al cine, al motel, al parque, y los solitarios van al baño, buscan refugio en cualquier casa de citas dónde se pueda alquilar unos minutos de ternura.
Es en este punto dónde todo se borra, y te acordás como eran las cosas, y de qué forma las estropeaste.
Debe ser extraño alargar la mano y encontrarse con palabras de un muerto, de quien alguna vez compartió un trago con vos, algunas palabras. La muerte es un lugar común. Tal vez llegó ese momento de decir adiós, apagar la luz para siempre, justo este día, y eso habrá sido la vida, Marcos, apenas un aroma, una palabra que se consigue escribir, un vago murmullo en el final del día.
M.G.Freites

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