domingo, 21 de marzo de 2010

SIN SABER QUE FUE DE DIOS

Todo lo que llaman eternidad

no es más que luz
en la quietud de los días
dónde se nos llueven
los gritos de los que el río
en su calma arrastró.
Así dispuestas
en la inmensidad
toda esas cruces,
pueden alumbrar sin saber
que fue de dios.

El agua entra
en los ojos de la noche
sumerge los párpados
que han visto el mar,
y les entrega la infinitud
que no es más que luz.
Toda esperanza habita
tras una blanca llama,
se revuelca en su salina,
y es en su transparencia
dónde se nublan las almas
que aún no sé nombrar
Nos limitamos a ver
lo que no existe
en la asfixia de la oscuridad
que entra con el permiso de nadie
para cumplir el deseo de la noche.


Todo lo que fuimos
se marcha con la luz
y sólo nos queda
el consuelo
de una manos abiertas
sacudiendo la luna.
Como encontrarme
en este cielo
donde se caen las palabras
de los que el alba durmió.
Como desnudarme
en este deseo final
que con ojos blancos
mira el milagro
sin cumplir.

M.G.Freites











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