martes, 9 de marzo de 2010

HOTELES

Lo peor de los espejos es esa obsesión tan mía, qué ve más allá, pero que ya no te reflejan.
Lo peor de la distancia es que la siento más de lo que es, el conocer el valor real de los kilómetros, la noche de sopa del invierno, como único sustento.
Lo peor es saber que hoy regresé de otra ciudad (tu ciudad) y aun siento el aguijón, donde solo vos conocés lo que me mata y me hace bien.
Sólo me queda salir de noche y reservarme en una habitación de Hotel por calle Gutiérrez, pedir una cerveza y a esperar que crezcan los párrafos, en el musgo del insomnio.
Entonces, lo que compete a mis noches es el regreso no la estadía y el recuerdo del Hotel Buenos Aires y un amanecer gris…la espera en vela y en la cama, las gotas para dormir y el humo para soñar, las religiones muertas del deseo disecado.
Es por esto y mucho más que el gran enigma es qué hay más allá de este agónico diciembre, donde los días queman almanaques, si hay un despertar juntos o durmiendo en una cama, con soledades de una plaza.


Tal vez solo sean cartas que te escribe la nostalgia, las que te den las noticias de lo diario sinsentido pasajero…


Y recuerdo en cierta mesa de cierto bar de cierto pueblo cuando imaginamos jugando (vos, no yo) y borrachos treinta y tres años. Yo; por mi parte, te dije que a mi lado, pero resulta que vos no imaginás otra ciudad…
Tal vez (supongo) es por eso que hemos transitado los meandros de nuestras vidas, sabiendo que debe ser “hoy” y quizás “mañana”. ¿Y sabés qué? Yo tengo miedo de que no haya mañana porque a pesar de todo algo me lleva a vos…
A veces imagino, Gurrumina mía, lo que un ciego tiene ganas de volver a mirar y tengo ganas de que empecemos a mirar en una misma dirección.
Pero la guerra fría comienza cuando negociamos un nuevo regreso, este volver a dar las cartas que barajan los años, estos momentos de tachones y cuadernos y depresiones y este Patio por fin conocido…
Será por esto que te miro mientras dormís y es para llevarme frazadas para el invierno del próximo Enero. Por esto es que te despierto y es para llevarme ese momento a este híbrido presente.
Yo ansío la tranquilidad real de tu presencia, el espejo poniéndose tus aros, el correr del agua en el baño, el estuche de tus lentes en el gabinete, los vasos devenidos en ceniceros y el sonido de tu voz en el colchón pidiendo un rato más. Yo lo ansío, porque te amo.
Mariano Pareti

09/12/09 Tarde en Mendoza



















Fotografía: El Silencio, Film de Igmar Bergman.

1 comentario: