viernes, 4 de septiembre de 2009

PARANOIA Y DESPUÉS


Patchu Lucero inicia un viaje alucinado y paranoico por una Arizona desolada que agoniza en sueños. Es solo el principio de una cabalgata errante por el lado oscuro de San Luís.
Ella 
Capítulo I
       
               Cinco de la tarde, fragilidad de un alma desnuda, el iris ha dejado de luchar por con la ansiada nitidez. Desesperar, dejar de esperar, abandonarse a ese apuro humano y anidar a oscuras esta triste fatalidad moribunda. Respirar sin dudas aceleraría el proceso, pienso, luego siento esa frescura que abandonó la gravedad, y la muerte es dulce, tan dulce como este agua que todo lo puebla. Mis manos están vacías, mi cuerpo desnudo para el preludio despojador. ¿Cómo algo tan vital te puede matar? La última palada terminó con toda esperanza de una agitada pesadilla, la gris lápida rezaba Rosario, un montón de jeroglíficos querían ser parte del horror de un espíritu en viaje. Mi alma agobiada por un eterno adiós, y el torrente salado surcando mis desgastadas facciones. 
    Una plegaria enlutada encarcelada entre los barrotes de mis dientes, mientras los kilómetros pasaban nublados de lágrimas, la ruta 148, la que veía a Buena Esperanza de pasada, me observaba con triste llanura en sus ojos. Pasó el cartel de “Bienvenidos a Arizona”, tan rápido y sin sentido como pasa una alegría en esta vida, y mis largos pelos se arremolinaron en la desolada terminal. 
    Un viaje fugaz huyendo de este tiempo, con mochila liviana y zapatilla desatada. Rincón olvidado por Dios, viento que domina la llanura interminable. Pasaban los días en el pueblo nostálgico de trenes que lo poblaban con artificios de ruidos. Miradas amantes de otros tiempos. El sol se iba despacito, y entre los castaños rulos mezclados con el humo del cigarro, mis ojos despedían los dedos rosados que caían sin estrepito alguno. Caminé por las desérticas calles con alguna triste canción encarnada en mis neuronas. Parece que el viento nunca abandona, pensé levantando el cuello de la liviana campera que espera el calor primaveral. Llegué a la plaza y unas notas de lentos compases susurraron en mis oídos, caminé distante buscando el origen, y ahí, apoyada a ese joven caldén estaba ella. Su acordeón dibujaba arrugas melódicas, su cara desencajaba con el lugar común. 
        Al mirar sus ojos sentí como si nunca hubiese conocido ese color, una miel, imponente matiz del mejor de los sueño; labios finos y el rosado no se escapó de los delicados trazos con que fue pintada; su nariz puntiaguda, apuntando al que baña los cielos con sus muchos amarillos; su tez era tan blanca que llegaba a encandilar hasta a un ciego; Dios se enamoró antes de tiempo; estaba salpicada de estrellas marrones, tan chiquitas que parecían pecas; y la vida es corta y efímera; sus ojos tallados en blanda madera de importación estaban surcados por una sombra que delineaban naturalmente; y gotas de belleza la bañaron el día en que las ninfas envejecieron. Sus delgados brazos, vestidos por esa desgatada campera de corderoy, vacilaban al compás de una triste canción circense. Sus lacios pelos pintados de marrón, surcaban dibujando sus jóvenes pechos. No se percató de mi presencia, yo la miré absorto en una desgarradora melancolía. Tres años después que mi chica murió, yo estaba allí entre sus brazos. 
     Hacía unas semanas la había visto por primera vez, y ya conocía sus palabras lejanas mientras tarareaba un blues de B. B. King. ¿Alguna vez viste nevar?, preguntó mientras sus ojos desnudaban mi rigidez.
Si, contesté.  
       La frialdad todo lo envuelve y ahuyenta los sonidos. Pero no es otra cosa que una historia de amor, una simple y triste historia de amor, siguió con su voz nasal. Aspiré el humo del cigarro a fondo, tosieron mis pulmones; ella tenía una gran capacidad para escarbar la vieja herida que nunca dejó de supurar. La miré para que continuara, su desnudez estaba bañada por las sombras del cuarto, era perfecta, me acerqué y la besé; dejé que sus pechos me rozaran y sus manos recorrieran mi espalda. Toqué sus talladas caderas, y en cada prologado beso el dolor se hacía paso como una afilada cuchilla que se relame con la húmeda carne viva, de a poco, absorbiendo cada gemido de dolor. La transpiración caía lentamente por nuestros cuerpos, me iba haciendo adicto al dolor espiritual de su sexo, y su expresión absorta quedaba elevada en el altar de la phisis. 
          El amor entre un árbol y la luna, parecía que nunca olvidaba, que nada olvidaba, que se relamía con cada gota de mí sufrir. El árbol con sus brazos estirados clamando por la lejana luna, y en esa noche oscura, cuando todos duermen, ella llora mil lágrimas blancas. Con una silenciosa desesperación, el guarda los fríos copos que se derriten con el viento. El enojo me consumía, me levanté violento, y comencé a vestirme, parecía que se alimentaba de cada gota de dolor que rodaba lastimosamente por mi pecho, la sien latía al ritmo de la explosión y la furia era ese vaso que anida en el piso, roto en mil pedacitos cortantes y expectantes de sangre que se demarra. No dijo nada, podía sentirla sonriendo a mis espaldas. Salí atropellado a la calle, a la fría calle; la noche estaba en su mayor esplendor. Caminé, caminar, ese era mi destino, caminar dejando mil proyectos hechos añicos, rotos, destrozados, inexistentes ya, transformados en un polvo gris que anida en la nada y más allá. Ella quedó en la cama, sola con su desnudez, sola, tan sola como siempre, tan sola como yo.
 
Patchu Lucero, Nació en Rio IV en 1991

10 comentarios:

  1. Tanta tinta derramada, vivencias recortadas en un camino que se hace trizas, i wanna be you voyage, quiero ser tu viaje.
    Analía

    ResponderEliminar
  2. Gracias Analia por leerlo, va a salir el segundo capitulo en la proxima revista che, espero que lo leas...
    Con cariño, Patchu.

    ResponderEliminar
  3. bue yo ya lo habia leido y me encanto,,, lo volvi a leer y me gusto mas!! a ver cuando lo hacemos realidad visual! :P

    ResponderEliminar
  4. ahh .. que lidnoo cuentoo chee ..
    lo lei con mi hijaa :P

    gloria :D

    ResponderEliminar
  5. muchas gracias a todos por la buena onda... Agos, cuando te animes a dirigir la peli le damos jaja, yo me encargo del guion, y mandame tus escritos asi los leemos y vemos q onda. Gloria e hija, muchas gracias por leer che, y me alegro q les haya gustado, y cielo y un par mas que me he cruzado y me han comentado personalmente... toda la onda y gracias por el apoyo, esto es tirar para adelante y no bardear y destruir. Vamos por algo mejor, loco!!! je.
    Patchu

    ResponderEliminar
  6. Y por qué tengo que aparecer yo haciendo criticas??... eh?... jaja... Queres que piensen que soy mala... :(
    El iris ha dejado de luchar por conseguir la ansiada nitidez? asi es?...
    Bueno, nada, en realidad no hay criticas, anoche te dije que era una historia triste, un poco pesimista... pero esta bien asi, que se yo, es la forma, o simplemente de eso se trata la historia...
    QUiero saber mas... y eso es un buen indicio supongo... no?... Asi que dele para delante querido... Es muy bueno escribiendo ;)
    Ah! Me interesaria saber mas del lado oscuro de San Luis :)

    ...Eli...

    ResponderEliminar
  7. Buenísimo...el Segundo capítulo para cuando? lo quiero leer yaaa...Muy interesante! Carina.-

    ResponderEliminar
  8. Mati..es tan bello,tan bonito..tan profundo..podìa leerlo e imaginarlo...me encanto...un beso..Dali.

    ResponderEliminar
  9. AL LEERLO MI MENTE COMENZO A VOLAR¡¡ES MUY BUENO¡UN BS

    ResponderEliminar
  10. tan sola como siempre,tan sola como yo........simplemente HERMOSO.
    yo no se mucho de literatura, pero no me queda mas que felicitarte y decirte que jamas pares de hacer esto...es muy lindo, tan lindo que hasta se puede proyectar en la mente como una vieja pelicula .maravilloso.lulu(de nogoli)

    ResponderEliminar