domingo, 24 de julio de 2011

DOS POEMAS OLONGASTAS-AYELEN PILMAYKEN

Ayelen Pilmayken, es una joven poeta, descendiente del pueblo Olongasta. Actualmente vive en Siempre Viva. Su intención “es aprehender un tiempo lejano del que no quedan registros, así como combinar la franqueza y poder emotivo de una chispa que es a veces sutil fuego, a veces cruel espina”.  Aclara que concibe la literatura como un medio para conocer la realidad que la rodea. “Pero una realidad ajena a mi intimidad. A tal punto que en mis poemas teorizo sobre lo que se me escapa. Quiero separar las obras de lo que soy.”
POEMAS
QUIRONA-MADRE EN FLOR
Madre en flor sueña que está sobre los huesos del alba. Murmura soplos de algarrobo.
Allá, sobre el sopor del musgo, Madre en flor, aguarda el despertar de la piedra.
Subirán las aguas. Con ellas vendrán los nimbos a posar sus alas en el cieno, y de las llamas munirán albancejos.
Madre en flor expande su sueño como si fuera humo. Ahuyenta serpientes fértiles que cuelgan del techo.
Expectación en los ojos desinhibidos.
Lo que se aleja debe regresar, dicen los ancianos. Todos quieren ver los árboles caminar en el alumbramiento de madre en flor.
¡ Astiquea muñe los esperpejos libados !  
El deseo se antoja maleza abierta reverdeciendo en el aire seco. Erizado de afiladas espinas, ásperos líbelos que ansían tus sépalos, madre en flor.
Arañas prematuras son las tersuras del delio emplacerado. Madre en flor rasga su vientre y alumbra. Relumbra en su morada. En este tiempo. Piras fangosas en la mirada de las muchachas que vuelven de amamantar los hijos de las cabras. En lo alto de la sierra. En esta noche. Cazadores insomnes retornan con las sombras a la isla desnuda. La cama crepita, recrudece en azuladas chispas. Solo nos debemos a esta luz  menguada fuera de todos los raudales, en un estrépito de pedernales.
¡ Asesta la torpe va y esta, quirona! Madre en flor, viaja en la brisa dibujando rayos en la tierra. Del otro palmo la lluvia crece del aire. Él trae sobre sus hombros la leña que cocinará el maíz. Ella abre la puerta, con pichanas barre el suelo que pisa, aspira el frescor de las jarillas y se aferra a lo que fue su sombra. Él sueña que le obsequia, azahares, husillos, albaricoques sanguinarios, frutos de la pasión en destajo, sopor de bocas que labran el desconsuelo. Astillas. Astillas.
Madre en flor, ya es luz, ya es luz, es de luz su carne oscura. Ahora como un espectro espera la luna pequeña para retornar donde arde el espino. Él abraza la muchacha, besa su mano extendida y en ese instante es la noche.
SAPO VENTRUDO
Monté una vez en un sapo. Acaricié sus ojos. Miré en ellos el universo. Sin lágrimas lloré la escama de su piel. En ella mudé hermanos, hijos, arreboles y coronas de atamisqui. Por las mañanas anudé pestañas y pregunté, dónde están las noches ahogadas de los batracios.
Entonces alcé plegarias, cenizas. Dije piedra y sangré asbestos. En el sopor aferré arfintos mengos. Repetí nimbeos que aplastan urfobios. Al deleznar crimbaba su cervo sobre efluvios argados. Como quien engendra en las lindes del cansancio. Como quien acalla sus pechos al amamantar sombras de huérfanos.
 ¿Quién ha visto por aquí, al sapo ventrudo en el que cabalgué hasta dar con el alba? La respuesta se mojó en la charca antes de revelarse, desnuda con un manojo de carqueja.
Quise poseerte hembra, así habló, y yo añoré. Estrellitas puse en el rescoldo a dorar, y oí el universo chasquear su pulso magnético. 
Desconocí las luces que querían alumbrar la vertiente y alcancé a sonreír. Leves chispazos. Gajitos de Hernandarias. Efebo sibarítico . Lumitas esporádicas. Así creí oír lo que vertían las galaxias que en la arena húmeda me dibujabas con una ramita de loconte.
Entonces sapo, sapo zarpo mi sueño en sus hombros y fuimos como un sol que en mitad de la noche se empeña en dar en el agua.
Ayelen Pilmayken ( El divisadero, 1992)  Actualmente vive con sus padres a quienes ayuda en el pastoreo de las cabras, así como tambien en la manufactura de lácteos. Su sueño es poder leer toda la obra de Marcel Proust. No le interesa demasiado el futuro.

Fotografía: Fox Harvard


3 comentarios:

  1. Muy bueno, muy emocionante...

    Saludos desde
    http://poemasdeuncorazonenamorado.blogspot.com/

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  2. Que paso esto no me gusto che, le falta ese grito similar a una arcada CUANDO ENTRA UN CAROZO, no me gusta, y me parece que se estan volviendo medio mariconsitos, déjense de joder....


    CATULO (capitalista, negrero y ladron de ilusiones del proletariado)

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  3. Catulo:
    Casi al pasar y sin ganas y sin descanso no entiendo hacia donde va dirigida tu crítica. Me parece que no has ahondado en los poemas de Ayelen con la profundidad necesaria, y que tu crítica reside en una lectura rápida como si estuvieras leyendo el diario. En el poema del sapo uno puede avizorar relaciones incestuosas, amores fallidos,despertares incomprendidos y cierto presagio oscuro que ronda todo el tiempo al "yo" poetico.
    Debo agregar Catulo que me gustó la imagen del carozo.
    Felicitaciones a Ayelen por crear una poesía tan original, tan pura, tan apegada a la tierra, sin caer en los clichés de lo telúrico.
    Cariños.
    Caro.

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