sábado, 21 de abril de 2012

LA NOCHE ENTERA

                                      Por Gonzalo Riera

Y entonces el hambre, los aullidos, el hartazgo

                               el crimen íntimo y silencioso

                                                mientras la noche  se desviste

y algo se acerca  para golpear el corazón de la piedra

                                                      que ya sin deseos jadea

                                              en el fondo del foso.

como esos relámpagos que en pleno estallido menguan

hasta convertirse en un pálido fogonazo

y después

                                           qué misterio este plumaje

que visten los pájaros muertos

no es lo que el cielo desea al estallar

contemplar la tempestad con el vuelo ahogado

                 impidiendo que se pronuncie la luz

que los otros pájaros vuelvan a habitar el trueno

            que el ángel no delate el hueco que abrió la distancia

el último manojo de mirtos ya cayó

                    y después

ese dejo a fiesta interrumpida que tenía tu boca

  aquí en el cuarto baldío

mientras los muebles llovían por dentro

y los rostros en el espejo se prendían fuego



¿Venimos de la noche o somos las noche entera?




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