viernes, 22 de octubre de 2010

EL ÚLTIMO FOX-TROT DE FILÍPIDES

           A otros enseñaron secretos que a ti no /a otros dieron de verdad /esa cosa llamada
educación . Ellos pedían esfuerzo /ellos pedían dedicación /¿ y para que? /para terminar bailando
y pateando piedra.
                                  Los Prisioneros. "El baile de los que sobran".
A E.P que gano de punta a punta la maratón inter-colegial del año 1999.         
                                                                Por Marcos Freites
 Los testigos son molestos cuando no peligrosos, pues solo pueden contar su verdad, una verdad molesta donde los protagonistas nos sentimos incómodos. Pienso esto mientras miro la foto de los juegos juveniles del noventa y nueve. Estamos todos: Ricky, Carlitos, Almada que en esa época daba Geografía en el Nacional, Jimena, Reynoso, Mirna que se creía la Sharon Stone del Barrio AMEP, vos feliz de haber ganado la maratón y yo que desentono entre tanto deportista.
¡ Qué facha tenés! Pareces Abebe Bikila  en los juegos olímpicos de Roma 60´. Te llamaban el correcaminos puntano, nadie te podía alcanzar. Ese año ganaste la prueba de punta a punta, eso que corriste  contra los de la Industrial que eran tipos rápidos. En la previa parecía que te iban a comer. Pero apenas largaron supimos que no iban a alcanzarte, debían luchar  por el segundo lugar como siempre lo han hecho tus rivales.
Un domingo de entrenamiento conociste a Mirna. Ella era la Reina de los Juegos Estudiantiles y dio el puntapié inicial junto a la Verbeke en el partido donde el Nacional  acribilló por siete a uno a la Industrial. Esa tarde vos la marcaste, como marcabas a todas las minas. Yo jugaba para la reserva del Lucio. Estuve de suplente todo el partido. Después el entrenador me mandó a llenar un bidón con agua. Lo llené, no sin antes echarle un gargajo bien verde.
Desde niño te gustaba correr delante, que los idiotas te siguieran conscientes que no tenían la mínima posibilidad. Ricky era tu sombra, pero cincuenta, cien pasos atrás. Yendo detrás tuyo parecía más rudo, más interesante. Vos lo iniciaste en todo, en las minas, en el deporte, en la vida.
Igual que todos en el barrio nos reuníamos en patota y nos hacíamos pajas juntos, pero fue esa primavera que fuimos al campamento mixto del Padre Alan que descubrimos el cuerpo de las chicas. Vos nos hablabas de ellas, las espiabas, sabías más malas palabras que nosotros, pero tenías el mismo miedo que todos nosotros. Miedo a la ostra, hubiese dicho Almada.
“Las chicas no se tocan”, nos enseñaba el padre Alan. Luego descubrimos que no sólo se tocan sino que ellas tocan tanto como nosotros, sobre todo las chicas católicas. Las acaricias y son kriptonita, con un par de palabras dulces alcanzan el punto de ebullición, diría Reynoso.
Una tarde, detrás de las cabañas te atreviste a desnudar a Jimena. ¿Te acordás? Fue el día anterior al cumpleaños de Ricky. La arrinconaste contra el montón de troncos, le bajaste el pantaloncito corto, le abriste las piernas y te echaste encima. Ni los anteojos le sacaste. Ricky estaba tan cerca de ustedes que podía tocarlos. Vos te sentías orgulloso que te viéramos hacerlo. Durante todo el meneo Jimena no hizó otra cosa que mirarlo a Ricky. Lo miraba y le sonreía.
Cuando volvíamos a casa Ricky te preguntó si él también podría estar dentro de una niña. Y vos le pegaste una trompada por idiota. ¡Cómo no vas a poder, si no sos maricón! Hasta le hiciste una línea con la Tatiana una minita del barrio que se dejaba por diez pesos, pero Ricky era muy exquisito. Nunca descorchó vinos rancios. Capaz que era puto.
A finales del noventa y nueve, te hiciste a Mirna. Yo te preguntaba como tenía las tetitas y vos te enfurecías. Quizás fueron las tetitas de Mirna las que te separaron de Ricky. A la Mirna le gustaba bailar y bailar, era incansable. Ella bailaba con todos. ¿Qué le ves a esa mina? Las tetas, me decías vos. Y nos reíamos juntos, pero no era toda la verdad. La Mirna te enseñó más que todos los años de colegio, más que la calle. Todo lo que sabes de cama, de política, de libros se lo debes a Mirna. Las otras cosas te las enseñó Reynoso. Mirna iba a la universidad, participaba en las asambleas y esas cosas raras para nosotros. Vos sólo eras un pendejo al que le gustaba correr, comer y coger. Hacías en diez minutos la Rivadavia desde España a Julio.A.Roca. Quizás por eso te quería tanto Mirna. Todos sabíamos que a Mirna le gustaba el sexo oral, en el barrio se comentaban sus chupadas grandiosas. Un placer al que unos pocos afortunados accedieron. Nunca hubo otra mina en el barrio tan buena para las mamadas. ¡Grande Mirna! Una mina con las carnes blancas, con esas tetas tan redondas, tan duras, con esa cola chiquita pero bien paradita, que se movía con tanto ritmo en los bailes.
Al año te fuiste a Córdoba a estudiar abogacía y te olvidaste de todo. Largaste todo a la mierda y te fuiste a comer libros. Mirna se quedó con nosotros a fumar marihuana, a emborracharse, a esperar que el tiempo se fuera. Al principio íbamos hasta la puerta de tu chalet, nos quedábamos un rato frente a la luz roja con la ilusión de que salieras al trote y como antes nos invitaras a pasar, a tomar unos tragos de ron venezolano mientras escuchábamos a Los Caballeros de la Quema. Después evitamos nombrarte, pasar por tu cuadra, recordar aventuras en las que eras vos el protagonista.
Yo quise entrar a la universidad, pero en Ciencias de la Educación me rebotaron. Me harté de leer a Benedetti, Freire y Galeano. Después me doctoré en tirarle piedras a los milicos. Ricky se apartó de nosotros cuando entró a Psicología, se empezó a juntar con los mariconcitos del Coro. Ahí el líder era el Alien, ¿Te  acordás del Escudero? Un pescado, se creía un winner porque se movía a la Maquita una maraca con el caballo cansado. Reynoso se puso las pilas con los pibes del Estrella del Sur, ganaron un par de torneos importantes. Almada, siguió con sus rayes metafísicos, sus enrosques made in Shangai. Carlitos entró al Plan de Inclusión como todos los desclasados, los explotados, los que andan rascando la olla como vos decís. No supo mover con inteligencia las piezas, todos sabemos que en este sistema hay igualdad de oportunidades para todos. El que no asciende es porque no quiere. Vos sabes que al puntano no le gusta laburar. Quiere que le den todo regalado.
La última vez que nos vimos te invité a una reunión a la casa cultural que armamos con los pibes de la villa. Vos creíste que era una joda con minas. ¿Hay que llevar forros?, me preguntaste. Había un montón de gente dispuesta a derribar todo lo que  se pusiera delante. A mí se me calentó la boca hablando de la revolución. Todos los compañeros hablaron, sus discursos incendiaban el frío de la noche invernal. Al final vos pediste la palabra : “A quién hay que cagar a piñas”. Esa fue tu conclusión ideológica. “Callate mejor, Sortija, que somos revolucionarios, no matones, ” te dijo Catriel que llevaba la batuta. Ahora sé que vos tenías razón y no toda esa troupe de barbudos burgueses. Apenas pudieron todos se acomodaron y yo que le había puesto el pecho a las balas me tuve que conformar con un trabajo gris en los archivos del PC.
La reunión terminó como terminan todas las revoluciones, fumando porro tirados en el sillón. Los más afortunados acabaron poniéndola. Las revoluciones en San Luis nunca pasaron de un polvo con los dientes apretados, de un puñado de hierba hedionda, de unos cuantos ladridos al aire y un vuelto olvidado.
Ahora que el tiempo ha transcurrido para los dos, ahora que no nos parecemos ni por asomo a los de las fotos, yo quiero seguir viendo como corres, libre entre esa gente ciega de tanta estupidez, escapando del baile de los que sobran, porque en el único momento donde te encontrabas con tus pensamientos era en una pista, con un montón de monos corriendo detrás.
Marcos Freites







5 comentarios:

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  2. hermoso lo tuyo me encanto .me rei bastante pero es porque, parece de una mas de las peli de america pie , pero puntana !!!!

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  3. A mi me parece que está lejos de american pie porque hay una reflexión acerca del sistema, en como se comienzan a configurar las posibilidades al culminar la secundaria , y también una mirada sobre el sexo particular.
    Danilo

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  4. Me gusta el humor que exhala el relato hasta hay cierta ingenuidad en esos personajes que no nos pertenecen, además creo saber quien es Ep, sí sé quién es
    Luz

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  5. Despues de mucho anticìpar las movidas y leer este relato, es una simple y sana historia que nos une a pensar que no hay tiempo que perder ni visiones que analisar, vivir es una aventura y lograr objetivos es el fin de esta vida...

    Catulo- exDedo

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