jueves, 24 de enero de 2013

Y SIN EMBARGO, NO ES POESÍA



                                      Por Gabriel Funes
lo dejan al lado de la cama le impiden que pueda tocar

lo hacen caminar de espaldas y él resignado obedece

le crecen cuernos , verrugas, jorobas, unos cuantos años

que no puede quitar y nada, nada lo enardece

ahí en las lindes del baldío exhausto en su abandono

prendido a su idea vagabunda sin hablar

colorea el mundo para nosotros impávido

con su pincel protoplasmático

y escribe con el reverso de la mano

notas ciegas que nadie, nadie lee

qué quiso decir cuando una ráfaga de viento repentino

lo ahogó entre plumas

qué espera tendido entre los escombros

sin nunca atreverse a dormir

como si al cerrar los ojos un sobresalto inesperado

amenazara con hacerlo pedazos

qué lo retendrá en esa constante negación

sin decidirse a poseer lo disperso.



y si todo acabara en un aluvión repentino

y no tuviera que cargar con ese montón de huesos

el dolor volvería a ser libre

y no dudaría en elegir una escala de grises

para colorear el perfil de su mujer

no permitiría que una mano se alargara

más allá de sus dominios

para abrazar lo que el aire niega

y no es poesía

este ejercicio retórico

sólo un breve aspirar/respirar

un jadeo desganado

en el margen de una hoja rota

maleza que se acumula

en las grietas que abre el calor

manchas de humedad

creciendo a lo largo y a lo ancho

sin descanso, sin poesía



la preocupación de una vida

que se sienta sobre los restos del día

y aguarda por unos pasos

que vengan a probar tanto silencio

cuando el temporal ha amainado

 y su mujer le habla

de algo parecido al amor



vicios ancestrales, costumbres paganas

que ninguna educación pudo cambiar

sólo el lento aprendizaje de la decepción

en una cinta sin fin

lugares dónde nunca ha estado

labios fantasmales que pronuncian el deseo

las piernas abiertas de la mucama al amanecer

el lenguaje perdido de la ropa usada

que se amontona sobre la vieja cama

sin exigir atención



saldrá del verano sin mirar atrás

convencido que esta estación

ha sido solo un descanso

sin importarle

la sábana con quemaduras de cigarrillo

la luz tambaleante que impide quitarse la ropa

cuando  el día tome posesión

y el hombre de las noticias

habla con dificultad

advierte sobre la inminente llegada

de un frente frío



lo que no es poesía se vuelve escombro

otra vez

lo que no es poesía se vuelve escombro

y por más largo que sea el verso

se vuelve desperdicio

palabras sobrantes que un hombre como él

tan cerca del vos me mostrás/yo te muestro

ve sin inmutarse

sin saber lo que está viendo

sin animarse a proseguir la lectura

porque no es poesía aún, no es poesía

¿y qué es poesía?

mi casa es su casa” “por qué no te callas”

y aquí estamos

junto al hombre

con todo el día por atravesar

inmunes a los efectos  nocivos de cierta poesía

que aún no es poesía


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