Caserío de tumbas
Tal vez alguien advierta
que hoy por dentro Tal vez alguien advierta
sangran estas cuerdas
donde permanecen fraudulentas
El arrullo en distancia
ha dejado su brizna,la espesura un eco
que agita vencida
La noche es el retiro de la luz,
gallarda por siempre que mece tejida
la auténtica brisa que ladea tu mirar
Las flores en perfume de tierra virgen
arrecian tus lágrimas en el vino de su música
En el retiro de las grullas
Desprendió la jerarca mueca que abatía
al descubrir que ella fuera siempre,
todo en vano recorre en cursonuestra secuencia y angelical insomne.
Princesa del árbol emigre
Media tarde y el sol figuraba en torno de la agonía consumada. Sentada con la vista en falso, persiguiendo el sutil desencanto del mirar, sin querer siquiera lograr ver algo, para que el estar en ese momento ahí, prevaleciera por sobre la garúa que la golpeaba en lapsos. Ejecutaba una suerte de mueca al levantar sus ojos y captaba por sobre éstos, el vulnerable esplendor que se desvanecía al batirse a duelo. Una fatídica manifestación de desprecio, al menos, con desaire en algo de su cuerpo que no dejaba de escribir, si bien cada cual no nota que siempre hay algo aborrecible para contradecirla y sobresaltar un rasgo de su belleza. Detenida, fría y calma. Aguardaba que otros pudieran acogerla, tomarla de un extremo en una secuencia ajena a su espera. Nadie la veía para que ella fuera de un tiempo presente, nadie sabe por qué todo es, al menos, derredor de su calma, princesa del árbol emigre. Luciano Achervi
que bueno volver a leete Luciano, sigo el blog debido a tus poemas con los que me crucé por casualidad. Un abarazo. Anabella
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