a J. en estos días donde la ausencia se vuelve una molesta compañía.
He vuelto y los aromos en torno del camino se encienden en un amarillo infinito, sus hojas bruñidas por el rocío matinal resplandecen, y en un rápido parpadeo me rencuentro con el pueblo que creí haber dejado una tarde junto al silbido de un tren, al trote cansado de un caballo, al paso lento de un carro borrado por el ocaso, mientras las manos de una chiquilla, sin pañuelo, se alzaban para despedirme.
He vuelto y los aromos en torno del camino se encienden en un amarillo infinito, sus hojas bruñidas por el rocío matinal resplandecen, y en un rápido parpadeo me rencuentro con el pueblo que creí haber dejado una tarde junto al silbido de un tren, al trote cansado de un caballo, al paso lento de un carro borrado por el ocaso, mientras las manos de una chiquilla, sin pañuelo, se alzaban para despedirme.
Que podría haberle dado yo, después de quedar sin palabras, con el llanto en la flor de la lengua, con un beso agrio que me sabía a punto final.
La noche se encargó de asfixiar mi llanto, y toda mi dicha fue oírla hablar en sueños con los astros que solo ella oye respirar, luego el periplo amargo de los calendarios astilló la memoria, y sin pena amontoné las flores que me recordaban su rostro, los girasoles que alumbraron la tarde, y ese beso fugitivo como último estertor de lo que es, de lo pudo no ser y nunca fue.
He vuelto junto a la lluvia que cae en cámara lenta, con la cruz de los años en la espalda, en busca del vellocino que oculta tu viento. Cuando vine por vez primera retozaba travieso entre la hierba , y era un soplo adamascado, el que empujaba a los guijarros a brincar entre tus calles de tierra, mientras los cabros encumbraban ilusiones con los colores patrios, y usted, mi niña, aguardaba en la oscuridad mi llegaba, le imploraba a la estrella ciega del destino que equivocara mis pasos, con los ojos abiertos al alba.
Ahora ese fulgor parece resucitar en este reloj que le da marcha atrás al tiempo, para que vuelvan a volar las mariposas ancladas, y como un flechazo, entre los perros que ladran a tu vestido que cuelga, un aguijón punza mi memoria disparando recuerdos aquemarropa. Demasiado tarde para iniciar una carrera hasta la cantina “El Obrero”, y beberme de un sorbo una cerveza, mirando de reojo reojo la foto de la selección del 82 pegada en la pared mientras se fritan las sopaipillas , y un aroma a merken flota en la asfixia de la pieza, y tus hermanos trepados al belloto, sueñan que vuelan en un vértigo de columpio, mientras la orquesta municipal frente al cine vuelve a tocar la melodía de “Lili Marlén”, y ya sin lumbre, en el estertor de las bocas, en el óxido de los postigos que le hacen reverencias a la tarde, en el réquiem imprevisto de las copas que se vacían vuelvo a abrazar la sombra que abandoné, pueblo mío, para pedirte que me devuelvas un manojo de recuerdos, ahora que se llenan de humo las almohadas , y los espinos cubiertos de polvo se recuestan en el camino que me lleva otra vez a La Playita, y una luz surge del último esplendor del día, para iluminar todo, en un sueños de trenes, almita mía, justo cuando todas las ventanas se cierran, y la lluvia bajo mis pies descalzos sigue cayendo con la melancolía de la última locomotora.
M.G.Freites
M.G.Freites
momentaneamente las luces se han apagado y yo me quedo con estas palabras , y estas dudas de ese lugar mítico del que habla freites, un lugar que tal vez quede cerca de donde viva, o existe en su imaginación, a veces cuando me harta mi pareja, me gustaría ser raptada hacia ese lugar de donde escribe freites, secuestrada por el autor... un abrazo espero conocerlos
ResponderEliminarJohanna-7
El deseo de un beso, un aroma a paraisos, una calle sombría y una tarde de estío. Pensé que esos recuerdos se habían desvanecido en un algún recodo del camino. Gracias Marcos, pensé que ya los había perdido, pero tus palabras los rescataron de entre las plumas de mi almohada.
ResponderEliminarCecilia Rizzo
Hace bien doblarse el alma sobre la necesidad de revolverse hacia atrás de vez en cdo.
ResponderEliminarQué bueno leerte distinto, y sin perder la calidad de la pluma amigo. Un abrazo.
Gabriel G. S. (Tuc.)
para pedirte que me devuelvas un manojo de recuerdos, ahora que se llenan de humo las almohadas.
ResponderEliminarme torne melancolica ...pero con un tono dulce...muchas veces lo que leo entre tus lineas me enfrenta a un espejo freites...