... ciertas noches rasgamos el encierro,
Surcamos la nada hasta encontrarnos.
Destellan, al vaivén de roces mínimos,
Caricias que preludian mandobles y estocadas.
Furia de aceros que arden y enrojecen,
Sin fundirse.
El éxtasis le sangra al tiempo una mejilla;
Muy pronto volverán las horas a vengarse,
A hundirnos, cada quien en el abismo de su vaina .
¡No, no llores!
Morimos sólo para renacer a celebrar,
Otra vez, nuestros duelos milagrosos.
Jorge.C.González
Pintura: Nicolay Bessonov
¿Serán las lágrimas orgásmicas una especie de intuición femenina de lo efímero?
ResponderEliminarHay una neutralización de la miel con las palabras malditas que vas mechando... como siempre, un placer saber de usted.
ResponderEliminarPatchu del Lucero
La intuición de lo femenino se inscribe en la delicadeza de esas espadas que acarician un paisaje que fue arrancado de un cuadro victoriano.
ResponderEliminarMe quedé con ganas de más.
Tatiana
Me llevaste por un ratito al altillo de mis viejos allá en el polvo de la memorai donde recuerdo bien una espada inmensa brillando peligrosamente, un abrazo chicos, cuidense.
ResponderEliminarKaro
Espadas como acciones implicitas, de la locura, que revierten los sistemas de venganza, que adulan al esgrimista y pervienten, los trazos de la pasión rota...
ResponderEliminarCatulo