viernes, 27 de mayo de 2011

CARAMELOS DERRETIDOS Y OTROS POEMAS


CARAMELOS DERRETIDOS Y OTROS POEMAS
MAURO CUELLO

CARAMELOS DERRETIDOS

Transgresiones vespertinas
Marcan el caudal de un río,
Con desembocadura
En la amarga experiencia que nos unen.
Lo paterno se desintegra
En un rito de caramelos derretidos,
Por los calores de tus desgracias.
Lo ves.
Y el silencio te arrebata
Al cerrar la puerta.
 Comenzó la fiesta.
Silencio.
 Escuchas el silencio,
Aferrado a un  inocente álbum de figuritas,
Esperando.


Trozos de espejos
Se vienen a la memoria,
De aquello que es
 El múltiple reflejo.
No resisten mirarse.
Ríen rompiendo sus huesos,
Con cálidas melodías interpretadas
En las causalidades de existencias mediocres.
Nos miramos,
Y surge la pregunta.
¿El poeta dónde está?
Sabes la respuesta
Pero no se lo digas a nadie.
Y en la raíz primigenia,
Donde lo invisible
 Se vuelve delgadamente inexplicable
 Para el ojo,
Lo ves sentado.
Asesinado por el prejuicio de las palabras.
Que no encuentran sus significados,
sus vocaciones…

AGONÍA

Detrás de la ventana,
La vida me arroja pequeñas piedras.
No La escucho y lloro.
Al pasar los años la sensibilidad del vidrio se hace presente,
Me interpela,  pregunta,
Grita.
El eco de sus palabras cansadas me retumba en la cabeza.
El sol ya no es el mismo, el también se cansó.
¿Cómo lo sé?
Sus rayos ya no son iguales,
Yo tampoco.
Y mientras el mugriento aire del afuera contamina
 Lo que puedo ver.
Me sofoco en una habitación que se impregna de la nada,
Esperando el momento de salir.
 Por la ventana.

LA ROÑA

Mal gastada la roña que lubrica las mezquindades.
Criticas sin sentido.
La piedra choca con otra piedra, otras diferente a ella.
Rozan desesperadamente oyendo sus gritos, los gritos.
Poco a poco la roña fluye, las baña, las sofoca.
Sin poder respirar se detienen un instante.
Concentran.
Concentran……
Un segundo de magnitudes astronómicas se hace presente.
Explosión de amarga vivencia la derrite.
Se ha perdido la piedra,
Las piedras.
Nunca lograron transformarse.
La roña,
Esa de todos los días,
Con fina perseverancia
Forja en la misma entraña de la piedra,
El triste destino de ser solo una piedra.
La decisión nunca le dijo al segundo.
Detente.
Hoy soy piedra que se sabe diamante.
Y me lo creí.

Mauro Cuello
Naturaleza muerta -1973-Roy Lichtenstein


2 comentarios:

  1. Desde que el embriagamiento hace de sus vestigios meras palabras carentes de sonoridades y ellas se pierden en cadencias que intentan ser parte de la poesía, el vacío deja los momentos en que la nada quiere ser música con melodía en versos acaramelados o en el desdén mismo que desean transparentar; quizás por ello la poesía busca representarse en artistas que ejecutan la mímesis con abstracciones inútiles y carentes de imágenes sin imágenes.
    Amigo Cuello: menos caramelo y más matices que refracten la irrealidad de un poeta que pueda desprenderse de su piel en subterfugios de euforia...

    Saludos desde la ciudad imberbe que espera a los poetas por su piel corroída y no por los espejos realzados en la mediocridad del tiempo. Quizás sea San Luis o la ciudad lumpen de entre camafeos horadados

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  2. Disiento del comentario anterior debido a que el poeta Cuello en su poesía imprime un aelegancia sonora pocas veces vista, sus progresiones vespertinas deberían estar en la escala musical de los grandes vates modernos. Mauro continua así. Tu palabra prosperará.

    Dios te bendiga.
    Carmen.

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