La bruma de las olas recorría su cuerpo.
La melodia incierta del amanecer,
el rostro consumado, bello en otro tiempo,
lágrimas de sal derrama el que sacude la tierra.
Su vestido de noche está roto,
sus pechos rebeldes cantan de alegría,
aquel que prometió rosales y néctar
solo vertió penas y traiciones.
Ella se ha ido, triste para ya no verle,
un sol malicioso recorre su cuerpo inerte,
una imagen grotesca de una niña dormida.
20 años es poco para que los arrase el viento
El sentimiento de libertad colmó su alma,
dulce consuelo de un corazon dañado,
hora funesta en que asoma el alba.
Y ella pensaba en la persona indeseada
Camino silencioso de los transeuntes agobiados.
Un pesar demasiado intenso para los
que creen haberlo perdido todo.
20 es poco para que los arrase el viento.
Luciano Abalo
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